Me gusta el vacío de la noche
y aún el susurró de la lluvia.
La pared que no es blanca
me atormenta, a pesar de la verdad estar afuera.
El negro del techo y sus luces, son tapadas
con telarañas de lluvia, ¿o serán de lágrimas?
Las puertas se dibujan, si se quiere...
y la salida espera su voluntad
de abrazar a la lluvia
que espera fielmente al sonámbulo que no duerme por oír su susurro.
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