lunes, 24 de octubre de 2011

Al parecer hoy no tengo nombre, hoy nací

Soy bastardo
no victima de asesinato
una puñalada no alcanza
para matar.

Vivir con puñales enterrados
es cosa de risa, que evita
la cruda realidad.

Tridentes, colmillos y estocadas
marcan mi espalda y casi
llegan al alma.

Matamos con esperanza
matamos con misericordia y lastima
donde esta el redentor
el único que no mata.

-No mal interpreten
que conceptos de divinidades
la historia debe superar.-

El que busco es carne y sangre
carne que sufre, sangre amarga
sangre que llora, dulce carne.

Tal vez sea bastardo, zurdo o cojo
robe versos y rimas
o efímeros cadáveres de
otros, propios y ajenos.

Nubes negras que materializan sueños
sueños que aterran, sin rayar en pesadilla
ya que la madrugada inspira a las bestias
a salir de semiinconsciente
sueños lucidos, caros y corpóreos.

Dudar me hace llamar a la realidad
esquizofrenia temprana o tardía,
no importa ya.

La vida es un sueño,
un ataque de circunstancias
que merecen ser vividas
sin importar
lo bastardo, ciego, zurdo o cojo
que sea yo, ello, el redentor o el medio.

Lo humano escapa por poco,
la bestia aún amenaza
con su hambre de creadores, demiurgos y domadores.
Sus pasiones son superiores a toda razón
al fin y al cabo, todo surge
del caos, del azar y del fuego.

Escaleras y flores de imperios monárquicos
abren paso a nuevas formas
caballos y torres en islas monocromáticas
la eterna lucha por el gris
lucha de qué a quién
quienes a todo, todo...
todo es relativo.

Relativas son las prisiones
que encierran a las bestias
barrotes invisibles, paredes mentales
guardias migratorios y predecibles trampas.

Nuevas épocas pasan, nunca llegan
siempre es hoy, el hoy transmuta en ayer
para que no llegue a ser mañana.

Lo que atrapa es el sentir de la viejas glorias.

Solo falta el merito propio,
el cambio, el golpe al conformismo
sacar puñales y colmillos
sangrar amarga sangre
sufrir y llorar por la carne
que solo es una vez, delicada y efímera.

Efímera, la poesía
palabras al vacío, papeles al fuego.

Aún así llorar por la ceniza
y recordar la piedra que cae
mueve a manadas y conglomeraciones
de los otros, masas de decepciones
que llora, sufre y angustia.

Descarga sus miedos en celebraciones
con abstractas manifestaciones
en registros y códigos que pocos -o ninguno-
entienden en el espacio, la distancia y el cambio.


El constante llegar a ser...

de doscientas veintiocho lunas

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